Este año queríamos probar algún sitio nuevo para celebrar nuestro décimo aniversario y elegimos este restaurante, que me habían hablado muy bien de él.
Está situado en el pueblo de Pegalajar, provincia de Jaén y se trata de un restaurante ubicado en el interior de una cueva. Es impresionante al pasar dentro y encontrarte esa gran cueva con ese frescor típico de su interior y la decoración de un restaurante elegante. Eso de entrada nos encantó.
Relación calidad precio estupenda, ya que los productos son de calidad, la cocina es elaborada y con gusto y dedicación y las cantidades muy buenas. La atención y recomendaciones por parte de los camareros también fue muy buena.
Habíamos reservado mesa, pero al llegar por lo visto hubo una confusión y le dieron nuestra mesa a otra pareja. Tardamos unos 20 o 25 minutos en sentarnos pero luego el camarero tuvo el detalle de invitarnos a un aperitivo, un paté de la casa que ahora veréis.
Fijaos que enclave tan bonito para un restaurante:
Este fue uno de los entrantes para compartir que elegimos. A mi me encanta el foie y cuando lo veo en cartas de restaurantes, me gusta pedirlo y esta vez fue un pleno acierto. Se trataba de un Foie caramelizado con manzana y crocanti de almendras. Estaba brutal, para mi fue el mejor plato que probamos y volveré a pedirlo cuando vayamos otra vez.
Tiras de pollo con salsa agridulce y picante. También estaba buenísimo.
Como plato principal, coincidimos los dos en pedir carrillada a la canela. Estaba bestial. Como veis las presentaciones eran bastante buenas.
Mi postre elegido fue Pastel de queso, y como obsequio me pusieron en el mismo plato un trocito de tarta de chocolate para degustar. Riquisimo todo.
Sin más, os recomiendo con creces la visita a este restaurante, no os defraudará.
¡Hasta pronto!
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