No os preocupéis porque sube menos que el licor original, tiene menos alcohol, pero está casi más rico y da pie a beberse más de una copita. Doy fe de ello, ya que fundimos la botella en un ratito la pasada Nochebuena. Nos gustó muchísimo a todos. Fue lo más exitoso de la noche. No os lo perdáis.
Además os voy a confesar un secretillo... nos gustó tanto que lo voy a hacer otra vez para Nochevieja y Año Nuevo.
Aprovecho para desearos lo mejor en estas fiestas y por supuesto para el próximo año. Proponeos metas alcanzables y deseadas, y sobre todo que busquéis los momentos buenos y disfrutéis de las pequeñas cosas, es la única forma de tener momentos felices e inolvidables.
¡Espero que uno de vuestros deseos sea seguir cocinando mis recetas todo el año!
Un abrazo a todos los que confiáis en mi.
Mari Paz.
Para hacer este rica bebida tan sólo tienes que mezclar los siguientes ingredientes:
Una lata pequeña de leche condensada (370 grs), 80 ml de whisky (yo usé de la marca Cutty Sark), 80 ml de agua, un sobrecillo de café descafeinado instantáneo y un chorrito de vainilla líquida.
Lo ponemos en una botella de vidrio (yo tenía ésta en casa desde hace años y la he estrenado para esto, me ha venido fenomenal) y lo enfriamos en la nevera. A la hora de servirlo se le pone un hielo, ya que frío está mucho más rico.
NOTA IMPORTANTE: al ser un lácteo y no llevar conservantes nos aguanta en la nevera solo una semana. Pero ya os digo que es poco probable que os sobre porque está tremendo de rico.
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